martes, abril 23, 2024

Crítica: El último duelo. Por Judith Gómez Martín

Si al ver una película, ha pasado más de un día y aún piensas en ella, tienes dos opciones, o era muy mala y aún te preguntas qué te obligó a verla, o por el contrario, valió la pena y sigues analizándola y dándole vueltas a escenas y diálogos. Este es mi caso con “El último duelo”, la penúltima película de Ridley Scott. Y digo la penúltima porque si a su edad nos trae estas joyas, que siga trabajando un par de años más.


Escrita por el tándem Affleck-Damon y Nicole Holofcener, basado en la novela de Eric Jager. Basado en un hecho histórico nos presentan a Jean de Carrouge y Jacques Le Gris de como dos amigos pasan a rivales cundo Marguerite de Carrouge cuenta a su esposo Jean que su amigo Jacques abusó de ella. Jean para vengarse acude al rey para pedir que autorice un juicio por combate a muerte. Y estos son los hechos que llevaron al último juicio por combate disputado en Francia. Y hecha la introducción, vamos al pastel.

Americanos haciendo de francos medievales, Matt Damon con pelo mullet y Ben Affleck rubio oxigenado y con perilla como recién salido del polígono para robar carteras. ¿Y todo esto para qué?, pues para que Adan Driver pueda pasar por el apuesto follarín de la corte. Sí, Adam Driver es el “guapo de la peli”, el mismo tipo que me fastidió la saca galáctica, pero tengo que redimirlo porque es un gran actor y porque el pelo le tapa las orejas. Y es que el papel lo aguanta todo y el celuloide más aún. Pasado este escollo no tengo nada que objetar del resto del cast, porque seguro que ellos si se ganaron su papel en esta película, como la tercera protagonista, Jodie Comer, siempre magnífica, esta película es prueba de ello y Killing Eve y The White Princess también.

Si alguien pensó que Scott a sus ochenta y tres esta chocho para dirigir, que se olvide, al viejo le queda cuerda para rato. Ya lo dijo Tarantino; “…practiquemos el medievo…” y es algo que el director británico sabe hacer bien.

“El último duelo” cruda y sobria, me trae a la mente joyas como “El señor de la guerra”, “Los señores del acero” o “El nombre de la rosa”, un tipo de cine que pensé que no volvería a ver. Este es un relato medieval de verdad y no se puede mirar con los ojos de hoy. Aquí no pega el “Me too” aunque lo intenten. Este es otro contexto, la mujer aquí tiene otro papel y si no me entendéis, toca estudiar historia. Esta es una historia de dos tipo detestables, crueles y brutales, dos hijos de su tiempo, y de una rivalidad que crece poco a poco y un desencadenante que les hace llegar a la sangre y a un magnifico derroche de brutalidad.

Esta es una de las pocas pelis que en estos tiempos post-pandemia, me ha dado para dar saltitos en la butaca y mantener un buen debate tras verla. Y esto es algo que yo echaba mucho de menos en estos tiempos que corren.

Cartel público y distribuido para su publicidad de la película

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