Personajes ficticios y una misteriosa trama que se desarrolla en el edificio del Parlamento de Canarias son los elementos fundamentales de un cómic ideado por el dibujante Eduardo Padrino y el guionista Esteban Gómez titulado Opuntia, que se corresponde al nombre de un cuadro situado en la Cámara regional. En realidad, se trata de un intento de acercar la realidad de la institución al mayor número posible de personas, especialmente los niños. La publicación se enmarca en el objetivo que se propuso el actual presidente, Gustavo Matos de que el Parlamento traspase sus propios muros y llegue a la sociedad. Y mejor aún si se hace por medio de una historia entretenida y que rehúye de limitarse a dar datos históricos o políticos y ni siquiera arquitectónicos.
Los creadores aceptaron el reto y por lo tanto para captar la atención era preciso contar con unos personajes y una trama que consiguiera atraer la atención de los lectores. Lo primero fue conocer en profundidad las entrañas del edificio y para ello realizaron varias visitas acompañados de dos diseñadores. “Queríamos fijarnos al máximo en todos los detalles, en los tapices, en las dependencias, los cuadros, los tejados y así sacarle todo el partido que fuera necesario”, como resultado el guionista apunta que se trata de un entorno, “muy inspirador, muy místico y lleno de misterio. Tanto podría servir para un cómic, como para hacer una película porque respiras por las esquinas el misterio desde que era la Sociedad Filarmónica”. A la hora de decantarse por el enclave que más les ha impresionado indican sin lugar a dudas que fue el tejado, porque “retrocedes un siglo recorriendo apenas 20 metros”.
Por lo tanto, el edificio se convertía en el marco perfecto para servir de escenario en el que se desarrollara una trama que debía ser lo más atrayente y didáctica posible y para conseguirlo se emplearon a fondo. Pero los dibujos también están basados en una importante documentación, en concreto de aquella visita llevada a cabo sacaron más de 500 fotos y diversos videos que “formaron parte de mi vida durante seis meses y de ahí sacamos el diseño de los distintos escenarios”, dice el dibujante. Padrino al principio no pensaba que el edificio llegara a ser tan inspirador y resultara perfectamente apropiado para acoger una historia de misterio cómo al final quedó plasmada en el cómic.
La relato se basa en un misterioso suceso que se produce entorno al cuadro Opuntia situado en el despacho del Presidente y de ahí el nombre del cómic. El incidente del que no se quiere avanzar más detalles da lugar a que se inicie una investigación por parte de la policía canaria. La trama se extiende a lo largo de 60 páginas, 300 viñetas y 12 capítulos y concluye con un desenlace que califican como “bastante curioso”, sin querer desvelar más detalles. Para el guionista el efecto que este proyecto tendrá sobre los políticos es que serán más conscientes del papel que juegan para los ciudadanos y está seguro de que “captarán el mensaje final”.
Los personajes son ficticios aunque los cargos sí sean reales. Aparece un presidente del Parlamento, un jefe de gabinete, auxiliares, parlamentarios o una presidenta del Gobierno canario. Pero sobre quienes realmente recae el peso de la historia es, por ejemplo, en los ujieres, personal de mantenimiento, secretarios, agentes policiales… «La clave era que ninguno de los personajes fuera real y pueden estar tranquilos porque lo conseguimos”, añade Padrino. Sólo por casualidad en una de las viñetas aparece alguien que tiene un cierto parecido con un parlamentario real pero ocurrió sin ningún intención y ahora puede suponer otro aliciente más intentar identificarlo.
La propuesta surgió del propio Matos, aficionado a los cómics, quien no dio ninguna directriz a los autores más allá de que el resultado final reflejara la vida del Parlamento y estuviera dirigido especialmente a los escolares. “Pero he tenido total libertad para hacer el guión, elegir el tema y cómo enfocarlo”, asegura el guionista. El presidente, según les ha trasmitido después de leerlo unas cuantas veces, se ha quedado encantado, “lo que nos alegra aún más cuando sabemos que es un gran aficionado al mundo del cómic”, dice el dibujante.
Además de Gómez y Padrino también han contado con la imprescindible colaboración de los diseñadores Juan J. Labrador e Iván Marrero quienes se han ocupado de todo lo referido al color de cada una de las 300 viñetas. “Ellos han dado las dos o tres primeras capas de pintura y luego Eduardo es el que remata. Ha sido como una producción en cadena en la que se ha seguido siempre una misma línea”, indica el guionista. El gran condicionante del proyecto ha sido el poco tiempo con el que contaban y aseguran que haber disfrutado tanto llevándolo a cabo que les resulta difícil concretar qué capítulo o escena les ha sido más complicada.
“El proceso creativo fue una tragicomedia a lo largo de unos cinco meses y yo tenía mucha incertidumbre, no veía muy claro cómo hacer los personajes porque eran muchísimos pero gracias a que hubo una buena colaboración, nos entendimos todos perfectamente y conseguimos que la cadena de trabajo funcionara sin fallos. En realidad lo que existió fueron escenas más divertidas que las demás”, apunta el dibujante. Personalmente en este último grupo nombra la secuencia en la que se celebra un pleno y otra en la que emite un programa de la televisión.
En principio se ha hecho una tirada que puede ser considerada pequeña de 600 ejemplares, algunos de los cuales tienen la tapa dura y suponen la edición de lujo. Todos son gratuitos, lo que resultas clave para que llegue al mayor número posible de lectores y más aún cuando en fechas próximas salga en versión digital que se podrá descargar libremente desde la página web del Parlamento. “Nos consta que ya lo han distribuido en papel a varios colegios de la Isla”, coincidiendo con habituales visitas de escolares al Parlamento que tienen el mismo objetivo; acercar esta institución a todos los canarios.
Los creadores ha podido comprobar en primera persona el desconocimiento general que existe entre los canarios sobre la Cámara regional, “la idea que teníamos al principio y la que tenemos ahora es totalmente distinta. Gracias al cómic nos documentamos perfectamente de la importancia que tiene la institución, sus funciones y lo que hemos hecho es adaptarlo tanto al nivel de un adulto como de un menor y que así todos puedan sacar sus propias conclusiones”, indica el guionista. Y especialmente quieren recalcar este punto, que la obra no está dirigida de forma exclusiva al público infantil o al adulto, si no que cualquiera puede leerlo.
La edición se enmarca en la idea de que los cómics ya no están enfocados de forma exclusiva al público infantil y desde hace tiempo salen a la luz en este formato novelas gráficas que abordan cuestiones históricas o novelas. “En este caso en concreto hemos hecho un esfuerzo para que el dibujo y el relato sean lo más accesibles posible”, dice el dibujante. Las primeras reacciones, pese a ser escasas porque no se han distribuido todos los ejemplares, “han sido en general positivas” y por ello Padrino anima “sin duda a todo el mundo para que lo lea y más aún si es gratis”.
El dibujante asegura que optó por adoptar el estilo franco-belga dado que la historia tiene unas pinceladas con similitudes a las viñetas de Tintín y pese a que siempre se ha considerado un admirador del manga cree que ese tipo de dibujos no tenía mucho sentido más para la historia. Es su primer trabajo digamos profesional, que supera las diez páginas y también la primera vez que colabora con un guionista, “y eso ha sido lo más divertido trabajar con alguien con quién te entiendes perfectamente”.
También ha elaborado fanzines, cómics sin publicar, pero sobre todo se ha dedicado a la ilustración que es su carrera, aunque su verdadera afición es el mundo del conocido como octavo arte. “Es verdad que esta es la primeras vez que me veo en un proyecto de tanta envergadura y ha sido interesante porque hemos lidiado bien con la incertidumbre del proyecto ya que al principio no teníamos ni idea de dónde nos metíamos, pero estamos muy satisfechos”.
El guionista se dedicó en su momento al mundo de la publicidad y ésta ha sido, por lo tanto su primera experiencia con un cómic en sentido estricto, aunque en realidad en el anterior trabajo también se utilizaban las viñetas. “Prácticamente se juega con las mismas herramientas y mi experiencia me permite hacer bocetos para que el dibujante pueda entender mejor lo que pretendo contar”. Padrino está de acuerdo y resalta cómo le facilitó el trabajo la experiencia de su compañero.
Y ha sido así hasta el punto de que están dispuestos a seguir implicándose en otros proyectos de este tipo y elaborar historias, por lo que se encuentran en un momento de plena ebullición de ideas. “Estamos otra vez en la fase de armar el puzzle a ver lo que puede salir”, apunta el responsable de las viñetas. El guionista indica que a la hora de elegir al dibujante optó por alguien que tuviera un estilo realista y por ello “cuando vi sus dibujos me di cuenta de que encajaba perfectamente en la idea que teníamos y así ha sido. Nos hemos entendido muy bien, a veces me ha dicho aspectos del guión que se podían mejorar y se han mejorado”. Curiosamente, los dos son a la vez dibujantes y guionistas, aunque en el caso de este último prefiere seguir en el mismo papel en los próximo proyectos que surjan.
“Me atrevo a decir que en ese sentido el dibujo corresponde al guión”, apunta el dibujante. Ahora mismo el cómic atraviesa un momento dulce, incluso en Canarias con multitud de lectores, creadores y actos que tienen una excelente recepción. A todo ello se une que la clase política está empezando a apoyar este tipo de iniciativas, y prueba de ello es la apuesta de Gustavo Matos, “pese a los riesgos que podría haber traído consigo”.
Noé Ramón